miércoles, 10 de agosto de 2016

De las dunas de arena a las de oro (Prólogo)

Quizá esta sea la solución, quizá no me haga rico como yo pensaba, quizá todo lo que escriba no sirva de nada, pero quizá y solo quizá... Pueda servirle a alguien mi experiencia...

Mi nombre es Kili Al-Haraqui, yo era un chico como otro cualquiera, o bueno, no lo era. Cualquier chico con mi edad estaría jugando y yendo al seminario; pero a diferencia de esos chavales, yo no tenía un hogar al que ir después de la diversión. No tenía nadie que me protegiese, nadie que me alimentara... nadie... Solo amigos de trabajo.

Empecé con esto de la pillería cuando mis padres murieron de una enfermedad, yo tendría unos 6 años quizá; pronto me vi inmerso en deudas que según parecía eran de mi padre. Trabajé para los hombres de Altáhasam hasta que a los 10 me liberaron por así decirlo. Decían que ya había saldado la deuda de mi padre... Esos años de maltratos los hubiera detestado si no fuera porque lo que aprendí de ellos fue lo que me mantuvo con vida durante años. Me enseñaron a valerme por mi mismo y no esperar nada de nadie, de sobrevivir como pudiese sin compasión por nadie, a robar comida y oro. Es decir a sobrevivir a la vida.

Con toda esta introducción a modo de resumen...  comenzaré mi historia sin más dilación y esperando no saltarme demasiadas cosas que mi memoria haya olvidado. De como de un ladrón de Magreb, llegué al continente de Brujerba y cómo llegué a ser lo que soy hoy. Esta es mi historia, que no es épica, pero tampoco aburrida.

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