-Me aburro... mucho...-
Dijo Florete mientras esperaba en el vagón del carro junto a todos los pertrechos que se llevaban desde la capital. En los cuales había utensilios de cocina, una cómoda y poco más. Era un viaje muy ligero de equipaje para poder decir que alguien se mudaba.
-¿No decías que quedaba poco?-
-Hmmm según lo que conseguí averiguar sí que quedaba poco-
-¿No me digas que te has perdido?-
-No, no me he perdido...- Esta conversación se empezaba a parecer mucho a las típicas que tenía la pareja cuando iban a llevar la mercancía de un lugar a otro. Normalmente, Aaron siempre se perdía de camino y estos acababan discutiendo. -No empecemos de nuevo, ¿vale?-
-Si que podemos, es que siempre termina pasando lo mismo.- Se levanta Florete del vagón y pasa al lugar del conductor.
-Hay Purgorio, llévame rápido. Mira, sé que estás aburrida, pero no por ello hay que hacer una discusión podemos hablar de... no sé, mira, una catabra- Señalaba Aaron a la criatura. - Eso quiere decir que hay un pueblo cerca, o gente. Ea, ya sabes que no estoy perdido, donde haya una catabra siempre habrá un pastor mínimo.-
-Bueno... Por hoy te vas a librar, anda anda. Que me tienes contenta.- Dijo Florete mientras echaba su cabeza hacía el hombro de Aaron. Así estuvieron durante un tiempo sin dirigirse la palabra, pero no era un silencio incómodo; todo lo contrario. Era uno de esos momentos en el que las palabras sobraban.
-¿Qué te ocurre?- Preguntó Aaron apartando la mirada de la carretera.
-Nada, ¿por qué debería ocurrirme algo?-
-Cuando te pones así sin previo aviso, es porque algo te preocupa- Pronunció Aaron con una sonrisa en su boca.
-Heh... Cómo me conoces. Estaba pensando en si hemos hecho bien en irnos de la capital e irnos a otro reino.- Lo decía mientras tenía la mirada perdida en el horizonte, hasta que de pronto reaccionaron los dos a la vez al ver en la lejanía un gran rebaño de catabras y un pueblo no muy pequeño para el lugar.
-Eso no importa ahora cielo. Lo que importa es que no me había perdido.- Le dijo mientras le daba con su dedo en el costado. Lo que hizo que Florete se echara lejos del cuerpo de Aaron de un salto.
-¡Imbécil! Que eso duele- Le pegó un golpe en su hombro en señal de venganza por lo que le había hecho.
-Jajajaja, me da a mi que alguien se merece una disculpa esta noche por la falsa acusación.- Lo decía mientras tenía una mirada lasciva.
-Anda, no te pongas gallito. Que por una vez que aciertas... Pero bueno, quizá una recompensa para los dos esta noche no esté mal.- le devolvió la mirada y le besó en la mejilla. Ya habían llegado por fin a su nuevo hogar.
"Crossdown" escrito por el célebre autor Alexander Van Hohenheim
Dijo Florete mientras esperaba en el vagón del carro junto a todos los pertrechos que se llevaban desde la capital. En los cuales había utensilios de cocina, una cómoda y poco más. Era un viaje muy ligero de equipaje para poder decir que alguien se mudaba.
-¿No decías que quedaba poco?-
-Hmmm según lo que conseguí averiguar sí que quedaba poco-
-¿No me digas que te has perdido?-
-No, no me he perdido...- Esta conversación se empezaba a parecer mucho a las típicas que tenía la pareja cuando iban a llevar la mercancía de un lugar a otro. Normalmente, Aaron siempre se perdía de camino y estos acababan discutiendo. -No empecemos de nuevo, ¿vale?-
-Si que podemos, es que siempre termina pasando lo mismo.- Se levanta Florete del vagón y pasa al lugar del conductor.
-Hay Purgorio, llévame rápido. Mira, sé que estás aburrida, pero no por ello hay que hacer una discusión podemos hablar de... no sé, mira, una catabra- Señalaba Aaron a la criatura. - Eso quiere decir que hay un pueblo cerca, o gente. Ea, ya sabes que no estoy perdido, donde haya una catabra siempre habrá un pastor mínimo.-
-Bueno... Por hoy te vas a librar, anda anda. Que me tienes contenta.- Dijo Florete mientras echaba su cabeza hacía el hombro de Aaron. Así estuvieron durante un tiempo sin dirigirse la palabra, pero no era un silencio incómodo; todo lo contrario. Era uno de esos momentos en el que las palabras sobraban.
-¿Qué te ocurre?- Preguntó Aaron apartando la mirada de la carretera.
-Nada, ¿por qué debería ocurrirme algo?-
-Cuando te pones así sin previo aviso, es porque algo te preocupa- Pronunció Aaron con una sonrisa en su boca.
-Heh... Cómo me conoces. Estaba pensando en si hemos hecho bien en irnos de la capital e irnos a otro reino.- Lo decía mientras tenía la mirada perdida en el horizonte, hasta que de pronto reaccionaron los dos a la vez al ver en la lejanía un gran rebaño de catabras y un pueblo no muy pequeño para el lugar.
-Eso no importa ahora cielo. Lo que importa es que no me había perdido.- Le dijo mientras le daba con su dedo en el costado. Lo que hizo que Florete se echara lejos del cuerpo de Aaron de un salto.
-¡Imbécil! Que eso duele- Le pegó un golpe en su hombro en señal de venganza por lo que le había hecho.
-Jajajaja, me da a mi que alguien se merece una disculpa esta noche por la falsa acusación.- Lo decía mientras tenía una mirada lasciva.
-Anda, no te pongas gallito. Que por una vez que aciertas... Pero bueno, quizá una recompensa para los dos esta noche no esté mal.- le devolvió la mirada y le besó en la mejilla. Ya habían llegado por fin a su nuevo hogar.
"Crossdown" escrito por el célebre autor Alexander Van Hohenheim
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