sábado, 10 de septiembre de 2016

Pag 06 El Cantar del Mio Beowolf


Mis disculpas por no haber publicado nada en estos días. El problema ha sido que he tenido que hacer exámenes, pero ya han acabado (bueno casi). Y podré retomar la rutina, gracias a la gente que nos lee; esperamos no decepcionarlos.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

La ciudad flotante (Las estrellas que nos señalan el Norte)

El estilo de este libro sobre la sociedad Yupik ha cogido otro estilo de escritura, lo sé muy bien. Pero son cosas que debo explicar como yo las veo. Tan bien como creo que sentí verlas; sobretodo lo que ahora acontece.

Después de pasar noches y noches entre ellos y poder conocerlos mejor, por fin llegó lo que ansiaba. Era lo que me prometieron, normalmente la gente pensaría que estoy exagerando, pero lo que escribo aquí es la pura verdad. Eso no era un barco, era una ciudad que flotaba en el agua ¿¡Cómo era posible!?

No sabría decir exactamente cuanto media, lo que si sabía que fue un espectáculo para toda la aldea, incluyéndome a mi. El barco estaba hecho por unas especies de ramas amarillas muy homogéneas, parecían todas las mismas; aunque las ramas tenían unas líneas. Como si estuvieran hechas por secciones. Que extraño material era ese, que extraño navío, que extraño era todo.

La gente de la aldea gritaba eufórica y empezaron a bailar como si de un acto de los dioses se tratara. Yo no podía apartar la mirada de aquello. Mientras más se aproximaba, más me sorprendía, parecía que venía desde el norte, pero por aguas poco profundas. El barco se acercó lo máximo que pudo y de una de sus partes surgió desde arriba, como si lo arrojaran un pequeño barco.

Estaba lleno de... Yupiks, era como si me hubiesen ocultado una gran tecnología marítima digna del mismísimo Thorming. Me acerqué lo más que pude junto al jefe de la aldea, quien al verme me invitó amablemente a que fuera hacia allí junto a él para hablar con esos extraños marineros.

martes, 6 de septiembre de 2016

La defensa exitosa

Cuando el cielo dejó de iluminarse y las bolas de fuego cesaron de caer en nuestros agujeros cavados anteriormente para evitar la gran pérdida de soldados, dejó de oírse el rumor de la batalla. Después de meses solo se oía el silencio, mientras que los soldados se miraban unos a otros, hasta que de pronto... Comenzó a oírse un golpeteo metálico, miles de soldados silvanos con armadura cargaban contra nosotros.

Lo que ellos no sabían, es que nos entrenaron en artes de batalla cuerpo a cuerpo, es decir era nuestro fuerte. Conseguimos reprimir el ataque gracias a que nuestras empuñaduras tenían picos tan afilados que eran capaz de destruir cualquier armadura de un solo golpe y asestar un golpe mortal en el cuerpo del atacante.

Fuimos entrenados en esta nueva táctica, que sorprendió tanto a los que eran masacrados como a los que la practicaban. Pues no tenían suficiente fe en que funcionara. Es normal, que tan estúpido podría ser uno de coger la espada por el filo y golpear con la guarda... Si algo parece una estupidez pero funciona, es que no era tan estúpido.

Bueno con todo esto puedo decir que nos encontramos bien, esta semana a habido menos actividad, tanto por su parte como por la nuestra. Mañana toca a nuestro pelotón el cargar contra ellos, esperemos que Purgorio esté de nuestro lado para acabar con esos malditos monstruos. Te quiero mamá, espero veros pronto a ti y a papá.

Pd: dile que no se harte de comer nueces y deje algunas para mi... es lo que más deseo en este momento.

Un abrazo de parte de LUWIS.

 Carta del soldado Luwis quien combatió en la batalla de Aguas Heladas como muchos de sus compañeros. En esa contienda solo sobrevivieron 3, la frontera no se aumentó ni retrocedió; fue un desgaste para los dos contendientes. Luwis fue capturado por el enemigo con vida.

lunes, 5 de septiembre de 2016

CAPITULO III: Vida de pobre. (Ya me entendéis)

CAPITULO III: Vida de pobre. (Ya me entendéis)

Bueno, pues parece que no había llegado a la tierra de los salvajes... 
Al parecer había avanzado bastante, sí. Pero mi destino estaba más lejos de lo que yo creía.
Cualquiera se equivoca ¿No? (Sobre todo los enanos).

En fin, que continué mi marcha al día siguiente, tras levantarme e ir a vomitar porque... bueno... resulta que las bayas que me comí no eran comestibles y como es lógico mi cuerpo reaccionó.

Anduve durante varias horas, observando la naturaleza y maldiciéndome por haberme traído mis botas más caras, hechas en... bueno, da igual. Tampoco sabríais dónde ni quién es ese sastre tan mañoso (es un sastre que sólo confecciona productos exclusivos de materiales exóticos).

Sí, mis preciosas y nada baratas botas se habían manchado de barro, y me pesaban más a cada paso que daba porque se me acumulaba en las suelas y en los laterales. 

Estaba hambriento y la fatiga me ganó, así que me senté a descansar y canté una canción que me enseñó mi tutor cuando era pequeño.

                                  Cuando las lluvias cesen, y suene fuerte el mar.
                                  Cuando las flores crecen, y pase la Navidad.
                                  Como el sol, soy yo, un alma singular.
                                  Un corazón latente, por una aventura más.

Cada noche me dormía con esa canción, cada noche de mi bonita infancia esa canción era la llave al mundo de los sueños. Y cantándola me dormí.

Cuando desperté no tenía nada; ni mi mochila, ni mis utensilios, ni mis botas, ni mi ropa... nada.

Tenía un bulto en la cabeza que me sangraba y dolía a rabiar, y mi cuerpo estaba pesado. Entre el hambre, el frío, la humedad, los bichos, que me habían robado, que estaba perdido y las serpientes, me iba a morir. 

¿Sabéis de esa sensación de estar casi desnudo todo el tiempo? Bueno, en realidad sí la sabéis porque no tenéis dinero para comprar ropas buenas. Pues como vosotros me sentía yo. 

Echaba de menos mis comodidades, y me quise volver, pero no sabía el camino de vuelta, ni el de ida, ni nada...

La culpa es de aquel hombre que se creía aventurero con la mochila y sus historias de palabras melosas. Estúpido viejo....

En fin,  no iba a quedarme allí, así que anduve otro más hasta que mi cuerpo y mi mente dijeron basta, y caí inconsciente por una ladera, yendo a parar a los dioses saben dónde...

Por TURION EL AVENTURERO

domingo, 4 de septiembre de 2016

Crossdown Cap.1 (La llegada)

-Me aburro... mucho...-

Dijo Florete mientras esperaba en el vagón del carro junto a todos los pertrechos que se llevaban desde la capital. En los cuales había utensilios de cocina, una cómoda y poco más. Era un viaje muy ligero de equipaje para poder decir que alguien se mudaba.

-¿No decías que quedaba poco?-

-Hmmm según lo que conseguí averiguar sí que quedaba poco-

-¿No me digas que te has perdido?-

-No, no me he perdido...- Esta conversación se empezaba a parecer mucho a las típicas que tenía la pareja cuando iban a llevar la mercancía de un lugar a otro. Normalmente, Aaron siempre se perdía de camino y estos acababan discutiendo. -No empecemos de nuevo, ¿vale?-

-Si que podemos, es que siempre termina pasando lo mismo.- Se levanta Florete del vagón y pasa al lugar del conductor.

-Hay Purgorio, llévame rápido. Mira, sé que estás aburrida, pero no por ello hay que hacer una discusión podemos hablar de... no sé, mira, una catabra- Señalaba Aaron a la criatura. - Eso quiere decir que hay un pueblo cerca, o gente. Ea, ya sabes que no estoy perdido, donde haya una catabra siempre habrá un pastor mínimo.-

-Bueno... Por hoy te vas a librar, anda anda. Que me tienes contenta.- Dijo Florete mientras echaba su cabeza hacía el hombro de Aaron. Así estuvieron durante un tiempo sin dirigirse la palabra, pero no era un silencio incómodo; todo lo contrario. Era uno de esos momentos en el que las palabras sobraban.

-¿Qué te ocurre?- Preguntó Aaron apartando la mirada de la carretera.

-Nada, ¿por qué debería ocurrirme algo?-

-Cuando te pones así sin previo aviso, es porque algo te preocupa- Pronunció Aaron con una sonrisa en su boca.

-Heh... Cómo me conoces. Estaba pensando en si hemos hecho bien en irnos de la capital e irnos a otro reino.- Lo decía mientras tenía la mirada perdida en el horizonte, hasta que de pronto reaccionaron los dos a la vez al ver en la lejanía un gran rebaño de catabras y un pueblo no muy pequeño para el lugar.

-Eso no importa ahora cielo. Lo que importa es que no me había perdido.- Le dijo mientras le daba con su dedo en el costado. Lo que hizo que Florete se echara lejos del cuerpo de Aaron de un salto.

-¡Imbécil! Que eso duele- Le pegó un golpe en su hombro en señal de venganza por lo que le había hecho.

-Jajajaja, me da a mi que alguien se merece una disculpa esta noche por la falsa acusación.- Lo decía mientras tenía una mirada lasciva.

-Anda, no te pongas gallito. Que por una vez que aciertas... Pero bueno, quizá una recompensa para los dos esta noche no esté mal.- le devolvió la mirada y le besó en la mejilla. Ya habían llegado por fin a su nuevo hogar.

"Crossdown" escrito por el célebre autor Alexander Van Hohenheim